¿Cómo influyen los mensajes positivos y/o mensajes negativos en la evolución del paro?

Aunque los datos son una realidad empírica y científica, cuando se trata de analizar una actividad humana, siempre detrás de un dato hay una percepción subjetiva.

Es el caso que mes a mes nos ocurre cuando analizamos los datos del paro. ¿Es positiva o negativa, más que la situación, la evolución que se está experimentando en España? (porque es la evolución lo que nos permite una perspectiva en el análisis).

A falta de analizar en profundidad los datos del mes de mayo, en abril se trasladó numéricamente un descenso en el paro en 111.565 personas. Descenso que se viene sucediendo desde hace nueve meses (en distintas proporciones).

Claro, visto estos datos, no va mal. Pero si nos fijamos en que el cociente entre la población activa y el número de parados se redujo del 26% al 25,7% en abril, podemos decir que es insuficiente, máxime si tenemos en cuenta paraísos de empleo que todos recordamos en España de una tasa de paro del 8%.

Dentro de las obligaciones de un Gobierno está la de “liderar en la motivación” y dar la parte más positiva de estos datos, para que tengan un efecto balsámico en la población. De un lado, para que las personas activas comiencen a reforzar su confianza e incrementen sus decisiones de compra y no las aplacen más, y de otro, para que los parados comiencen a tener expectativas sobre su integración en el mundo laboral.

Pero lo que no se escapa a ningún español, prácticamente a 46 millones de personas, porque ni los niños escapan al mensaje de la situación de crisis por la que está atravesando España, es que la situación no pinta de color de rosa.

Demos otro ejemplo de mensaje, ¿Positivo o negativo?

Hace escasos días el presidente de Telefónica, César Alierta, y miembro del Consejo Empresarial para la Competitividad (un lobby formado por las 17 mayores empresas de España) dio a conocer este dato: “si se hacen las cosas que hay que hacer, en cuatro años la tasa de paro española se reducirá del 26% al 14%”. ¿Nos convence o nos sigue pareciendo insuficiente? (el lo trasladó como un mensaje de optimismo).

Entran en las valoraciones, obviamente, la subjetividad, pero parece que es un dato, y este sería otro más, que no es necesario crecer a tasas del 2% como anteriormente ocurría en nuestro país, para generar empleo. Veremos cómo termina el 2014, con unas previsiones de crecimiento del 0,9%, según el Fondo Monetario Internacional y cómo se refleja este comportamiento de la macroeconomía en la economía real (o microeconomía), cuyo mejor ejemplo son las cifras del paro, porque detrás de ellas se encuentran Pepe, María, Jose, Luis… (así hasta 5,9 millones de personas según la EPA).

Más allá de las valoraciones, subjetivas, está y es indiscutible “el efecto bálsamo” o “motivación” de unos datos en la actividad humana y en su predisposición, por ejemplo, a emprender, a reactivar una búsqueda de empleo o a mejorar la productividad en un puesto de trabajo.